Definitivamente cada amor tiene su propio sabor. Podemos decir que cada uno tiene su propia receta y por eso debe ser que cambia esa sensación que nos deja en el paladar de nuestro corazón cada vez que nos enamoramos.
Cuando nos enamoramos comenzamos a explorar, probamos cada cosa que se nos atraviesa y nos vamos dando cuenta de lo que nos gusta o no. Ahí vamos definiendo nuestra memoria de sabores del amor. Encontramos besos dulces, salados, picantes, secos, húmedos o insípidos; miradas que nos encienden y nos hacen estremecer como si mordiéramos un limón, otras que nos llegan hasta el alma y nos desprenden un suspiro; acariciamos y la aterciopelada piel nos evoca dulces manjares, cada sensación tiene su sabor.
Pero hay algo profundo que va más allá del simple contacto; amores de dulce cereza que te empalagan, amores de trigo que nos alimentan, amores de sal que nos activan, amores de yare que nos envenenan, amores de café que nos despiertan, amores de amargo cacao que nos envician.
A quién amas? A qué sabe? Te ha provocado comértela o comértelo?
1 comentarios:
Está genial!!!!
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