martes, diciembre 04, 2007

El dulce sabor de un amargo adiós

Hay sabores que jamás se olvidan. Esas galletas que cuando niño esperaba ansioso y recién salidas del horno me comía todas las que podía, cuando sin mover la mesa, porque te molestaba mucho, esperaba a que estuviera al merengue para las tortas y quedarme con el bowl hasta empalagarme o ese arroz con pollo que nunca, pero nunca he podido hacerlo igual, o cuando me dejabas unir el dulce de lechosa con mango rallado y la Maizina recién hecha. Recuerdo el cuidado que le ponías a cada letra de las dedicatorias de las tortas y me preguntabas si estaba bien escrito, recuerdo como alcahueteabas mis meriendas de las tardes haciéndome café con leche o simplemente café negro con galletas Ritz. Claro que hay cosas que cuando era muy pequeño me dabas y me contaste que me gustaban mucho, como un mango bien dulcito o las compotas de frutas tropicales (qué aún me como las de mi hija).

Cada quien le pone el sazón que quiera a su vida, a veces dulce, a veces amargo, al fin y al cabo en nuestro recuerdo siempre nos queda el mejor, el que más nos gusta, el que te hace sentir bien, el que te reconforta cuando estás triste, o que te complace cuando estás feliz, pero al final esas manos que prepararon todo en tu vida son las que hacen que hoy seamos lo que somos.

Continuaré preparando esta receta que tú comenzaste, esta vida que me dejaste, con los ingredientes adicionales que le puse y que a ti te gustaron, siguiendo tus recomendaciones y recordando tus errores, para que al final cuando estemos juntos de nuevo poder decirte: mami, lo hice bien, seguí tu receta y el plato final fue perfecto.

Gracias madre. Y que Dios te proteja allá en el cielo, yo sé que desde allá cuidarás de nosotros.

04-12-2007

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En este momento tan difícil sólo puedo decirte que te amo y que siempre estaré a tú lado para que la receta salga perfecta...tu esposa

Andrea dijo...

Hola, lamento lo de tu mama, yo he perdido la mia el 6 de noviembre del 2007, un momento dificil, una etapa dura a digerir, pero cuando uno tiene como vos, una persona que te sostiene, que te dice que te quiere todo va mucho mejor, yo tambien tengo a Pierre que intenta poner azucar a los momentos dificiles como este, y bueno, nada decirte esto.
Un abrazo!
Andrea