No es una fruta que se
comercialice comunmente en nuestro país, sin embargo, he crecido
viéndola en los patios de las casas de mi familia, cuidadas cual
tesoro y es que realmente puede llamarse una joya a la Chirimoya o
Chirimoyo, por sus características nutricionales y su escasa
producción.
Esta fruta contiene un
75% de agua, es rica en azúcares y vitamina B1, B2, calcio, hierro y
fósforo, en su exterior es de color verde claro, pero se va
oscureciendo a medida que avanza el proceso de maduración. Su pulpa
es blanca, con una textura blanda, cremosa y moderada jugosidad.
Es originaria de los
Andes, sin embargo, en América del Sur su producción y consumo es
moderada, se cultiva a gran escala en España, siendo el mayor
productor mundial con 80% del total y poseen denominación de origen
las de Málaga y Costa de Granada; Portugal, Israel, Australia y
Estados Unidos, también forman parte de esta lista pero en menor
proporción.
Su consumo es básicamente
como fruta fresca, pero también es utilizada su pulpa como materia
prima para helados y mermeladas. Al ser baja en grasas y alta en
fibra, con un efecto intestinal beneficioso (arrastra el colesterol
malo y absorbe al mismo tiempo ácidos biliares y regula la flora
intestinal), reduce los niveles de colesterol. Igualmente, al ser
esta fruta fuente de vitamina A y C tiene efecto antioxidante.
En Venezuela es casi nula
su cosecha, se puede encontrar principalmente en la región de los
andes, pero para consumo personal. Sin embargo, como tenemos una
tierra muy prodigiosa y fértil esperamos poder conseguirla con mayor
facilidad en los próximos años.
Por: Simón Quintero
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